sábado, 16 de julio de 2011

Viñedos y vinos de calidad.



En pleno mes de Julio podemos contemplar en los viñedos los magníficos racimos (como el de la foto ¡Menudo racimo!) con grano tamaño guisante en las vides. Los racimos permanecen parcialmente ocultos tras las hojas mas grandes de la vid que a medida que transcurra el estío se irán secando. Bueno, esto es la teoría ya que las variaciones al hecho de tener muy expuestos los racimos a los factores naturales influyen en nuestra uva y, claro por lógica, en nuestro vino.
Unos racimos poco expuestos al microclima de la cepa conllevarán:
  • Aumento de la acidez total, sobre todo acido málico.
  • Disminución de la proporción Taninos/Antocianos
  • Disminución de aromas en general.
  • Mayores problemas en el estado sanitario del racimo
  • Sabores herbáceos.
Por el contrario si los racimos se encuentran sin protección (muy expuestos) nos encontraremos:
  • Menor acidez total, hay que destacar al acido tartárico.
  • Aumento de Taninos/Antocianos
  • Menor color.
  • Perdida de aromas.
  • Daños en el fruto (quemaduras)
Como reza el dicho, en el punto medio esta la virtud. No obstante además de realizar un adecuado manejo de la vegetación es muy importante un buen planteamiento del diseño desde la plantación. Os indico alguna de las características básicas que debería presentar un viñedo de “calidad”
  • Variedad de calidad y adaptada al microclima de la zona.
  • Suelo poco fértil, se suele emplear el concepto “pobre”
  • Portainjerto de poco vigor
  • Alta densidad de plantación y vegetación expuesta.
  • Disponibilidad de agua moderada.
  • Fertilización moderada: materia orgánica, nitrógeno y potasio
  • Protección integrada
  • Vendimia sin daños en el fruto.
Para el que quiera profundizar en la materia, que tiene mas miga de lo que parece, os cuelgo un enlace a una jornada sobre viticultura de calidad que organizó el CIDA en el mes de mayo. Se pueden descargar interesantes ponencias sobre personalidades relevantes del sector.

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