lunes, 19 de junio de 2006

Dos tierras

TERRA
Leverano Reserva
Denominación de origen controlada
Azienda Agricola Conti Zeccae
Puglia. Italia
Variedades: Negramaro y Aglianico
Vista: rojo rubí con reflejos granates
Olfato: aromas de frutas del bosque y especias, con ligeros toques de vainilla y tabaco.
14 meses en barrica (cosecha del 2001)



TIERRA
Soria Reserva de la Biosfera
Mi propia denominación de origen
Plaza de Villarijo (en la foto)
Tierras Altas. Soria
Variedades: íberos y árabes
Vista: valles profundos y oscuros, laderas desoladas, bosques de pinos, dehesas...
Olfato: aromas de jara y plantas aromáticas (tomillo, romero) con ligeros toques de madreselvas y olivastros...
40 años en soledad (el último pueblo se despobló en 1966)

sábado, 10 de junio de 2006

Panadería La Felisa

Hay sitios por los que pasas a menudo y la propia fuerza de la costumbre te impide apreciar su importancia. Siempre que vamos a las Tierras Altas de Soria hacemos una parada en Arnedo para comprar el pan en La Felisa. Así que el calor de su horno de leña, el olor a pan recien hecho, y la simpatía de sus empleados se han ido convirtiendo a lo largo de los años en algo habitual. Este domingo, sin embargo, llegamos justo cuando estaban sacando del horno cientos de sus archiconocidas magdalenas de almendras y el espectáculo era tal que nos hizo nuevamente conscientes de lo especial que es este sitio.
Felisa Pérez-Medrano Barragán fundó esta panadería hace más de 75 años. Al principio repartía el pan por el pueblo con un carro y una bicicleta. Hace unos 40 años sus hijos se trasladaron al local actual en la C/ Benidorm y desde entonces éste permanece intacto, como si el tiempo no hubiera pasado por allí. Se sigue utilizando un horno de leña, se siguen prefiriendo los capazos a las barcas de plástico para transportar el pan, las magdalenas se dejan secar al aire sobre artesas de madera con formas desgastadas por el uso, no hay aire acondicionado, sino ventiladores, y el olor a harina, masa, pastas de almendra, magdalenas y pan recien hecho es tan agradable que dan ganas de quedarse allí dentro para siempre. Lo mejor de La Felisa es que no trata de imitar los antiguos hornos-panadería de antes, sino que lo es, sin artífico, sin ficciones de diseño, sin afectación ni simulacros.